La inteligencia emocional (IE) es aquello que te lleva a ser (o no) un gran emprendedor. Se trata de aquel conjunto de habilidades psicológicas que te permiten tomar conciencia de tus actos y de tus acciones, y te ayudan a comprender los sentimientos de los demás, a tolerar las presiones y frustraciones de la vida diaria. No solo eso, también incrementa tu capacidad de empatía y habilidades sociales, lo que te apoyará a incrementar tus posibilidades de desarrollo social y llegar al éxito.

La inteligencia emocional no tiene que ver con tu IQ o con el promedio que has logrado obtener en tu carrera (he conocido a personas extremadamente inteligentes que tienen CERO inteligencias emocionales). Lamentablemente la inteligencia emocional no la aprendes en la escuela, aunque sería una materia muy efectiva para cualquier carrera.

Cada día que paso como emprendedora me doy cuenta de la importancia de la inteligencia emocional en los negocios y es que, ¿cuántos clientes has perdido por cometer el error de actuar (como dicen por ahí) con el estómago y no con la cabeza? ¿Cuántas veces has respondido desde el ego y no desde la empatía? ¿Cuántas veces has tomado las cosas personales solo porque te sentiste herido?

Hago equinoterapia y los caballos me han ayudado mucho en mi proceso de trabajar con inteligencia emocional. Yo no puedo pedirle a un caballo que se mueva hacia donde yo quiero sin pensar primero en cómo sería mejor hacerlo para él.

Descubrí que es más eficiente tratar de mover su cerebro de 500 gramos poniéndome en su lugar que tratar de mover a la fuerza la media tonelada que pesa su cuerpo. También he aprendido a tomar conciencia de mis emociones y controlarlas (otro punto importante en la inteligencia emocional) porque cuando trabajo con caballos ellos están sueltos, así que pueden ser y reaccionar totalmente como lo que son: caballos.

Un estudio realizado en Estados Unidos arrojó que estos animales son capaces de sentir reacciones corporales tales como la respiración, los latidos del corazón, el nivel de adrenalina, etc. Entonces, si yo estoy nerviosa, enojada, triste o frustrada ¿cómo voy a lograr que él caballo confíe en mí para trabajar? ¿Cómo puedo pedirle algo que, por mi estado emocional, él será incapaz de comprender y acercarse? Siendo él una presa y yo un depredador, ¿cómo puedo lograr que me siga? Entonces viene la parte donde tengo que hacer conciencia de todo, tener empatía, controlar y ser consciente de lo que estoy sintiendo, pensar fuera de la caja y ver que él va a reaccionar como mi espejo y que si yo no estoy tranquila, él tampoco lo estará.

Lo mismo sucede con nuestros clientes. Cuando un consumidor ha tenido una mala experiencia con nuestro servicio, lo que hará será enojarse, llamar molesto o en el peor de los casos, buscar tu página en Facebook y no recomendar tus servicios.

Si esto sucede te regalo cinco pequeños pero potentes pasos que aprendí gracias al trabajo del MAHA’S Coaching Asistido con Caballos para responder con inteligencia emocional:

1. Antes de responder escucha a tu cliente. No es lo mismo escuchar que oír. Gracias a los clientes tienes trabajo y lo mejor que puedes hacer es escucharlos con atención.

2. Ponte en su lugar. Piensa, cómo actuarías si te hubiera ocurrido lo mismo que a él, pero sé honesto contigo y de verdad piensa como cliente.

3. Toma consciencia de tus emociones. Si sientes que lo que te está diciendo el cliente te está enfadando, respira profundamente por 10 segundos, exhala en el mismo tiempo y aunque el ataque sea contra tu negocio, trata de no tomártelo personal. Recuerda que el consumidor te está exponiendo la experiencia que vivió contratando tu servicio o comprando tu producto. Él que está afuera te está dando el más grande de los regalos: hacerte ver lo que tú como dueño no alcanzas a observar porque estás adentro.

4. Recuerda que es más fácil mover 500 gramos de cerebro. Piensa cómo te gustaría que te resolvieran ese problema si tú fueras el cliente y después de haber escuchado, ponte en el lugar de tu usuario y sé consciente de tus emociones. Bríndale la solución que te gustaría obtener para ti o un familiar tuyo.

5. Sé diplomático. Hazle saber al cliente que es lo más importante para ti y que a veces todos llegan a cometer errores humanos y que gracias a su retroalimentación puedes trabajar en ellos.

Espero que estos pasos te lleven a galopar al éxito.